Acompañar los alimentos con un buen vino no es una costumbre verdaderamente notoria entre los mexicanos, pero el año pasado el consumo en el vino mexicano dio una cifra del 30 por ciento, sorprendiendo a los productores, que ahora buscan aumentar ese porcentaje hasta un 70 por ciento y el restante sea para el consumo de vinos internacionales, planteó Fernando Pérez Castro, miembro del Comité Provino, dijo que hay bastantes perspectivas de crecimiento y que la producción y el consumo son mayores.

El hecho de que no esté totalmente arraigada esta costumbre entre los mexicanos no quiere decir que no tenga oportunidad para su desarrollo, pues la industria vitivinícola del país ha crecido casi 20 por ciento anual, es decir, está atravesando por un buen momento.

Una de las características principales del vino mexicano es la calidad, pues se pretende elaborar productos que satisfagan al cliente, y es por lo que están apostando las vinícolas del país, sin dejar atrás el factor a favor que brinda el clima, el tipo de tierra y las manos mexicanas sin igual, señaló el propietario de las vinícolas La Lomita y Finca La Carrodilla.

Existe una barrera cultural para el consumo de este producto que tarde o temprano se podrá romper.

En esta industria el papel de la gente es clave, ya que cuando las personas hablen del vino mexicano con orgullo y preferencia este producto se posicionará sin dudas en la canasta básica, como en otros países europeos, se estima que las personas entre los 20 y 40 años serán los próximos consumidores de vino mexicano y este estará posicionado nacional e internacionalmente en los próximos 20 años gracias a sus perseverantes productores.