La pandemia del COVID-19 (coronavirus) ha afectado de manera simultánea las cadenas globales de suministro con el cierre de fábricas y la disminución en las operaciones portuarias, aeroportuarias y férreas, ha impactado en el suministro de muchas industrias y a la oferta de diversos productos.
Un ejemplo de ello son las cuarentenas que se rigen para las tripulaciones de aeronaves y buques en ciertos países ya que ha resultado en gran estrés operativo y financiero debido a las medidas de salubridad en cuanto al distanciamiento social las cuales restringen la movilidad de la mano de obra.
De igual manera en el transporte terrestre Alemania y España han flexibilizado la legislación sobre tiempos de conducción y descanso de los transportistas, esto para que puedan descansar en sus cabinas y evitar hoteles o restaurantes, Italia ha rebajado la carga fiscal para las empresas de transporte y Estados Unidos permite que compañías de transporte aéreo de pasajeros puedan operar vuelos de carga
Para evitar que exista problemas de oferta en los productos varios países han implementados medidas para priorizar el suministro al mercado interno, a mayor importancia en materia de salud como lo son: restricciones a la exportación de productos, eliminación de aranceles a los insumos médicos, e incentivos fiscales y aduaneros para la producción de máscaras e insumos médicos.
Esta pandemia no es algo que únicamente afecta al sector salud sino a todos los sectores y de manera mundial, podrá haber unos que tengan mayor repercusión con el paro de ciertas fábricas en los diferentes países a lo que conlleva que otras empresas simultáneamente realicen también ciertos acomodos en su cadena de suministros dado que la oferta y la demanda están siendo colapsadas. A medida que se pueda llevar una mejor organización en cuanto a las cadenas de suministro se contribuye a reducir el grave impacto en la economía, manteniendo activos algunos de sus sectores.